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¿Cómo ahorrar dinero al cambiar de vivienda?

29 de septiembre de 2020

Cambiar de vivienda suele generar numerosos gastos tanto relacionados con la antigua como con la nueva vivienda. A veces es complicado organizarse financieramente, pero existen trucos para aligerar el presupuesto y ahorrar.

Reducir los gastos relacionados con la antigua vivienda

Organizarse es la clave para una mudanza exitosa. De hecho, hay que anticiparse para gestionarla mejor y reducir los gastos.

En primer lugar, si eres inquilino, debes recordar enviar tu preaviso con 1 a 3 meses de antelación según la vivienda. Para asegurarte del plazo, basta con revisar el contrato de arrendamiento, ya que estará especificado allí. Así, si el preaviso no se envía a tiempo, el inquilino debe pagar el alquiler hasta la fecha oficial anunciada por la recepción del preaviso, es decir, 1 o 3 meses después del envío de la carta certificada. Por lo tanto, es preferible anticipar este trámite para no tener que pagar dos viviendas al mismo tiempo.

¿Qué costes hay que prever para la nueva vivienda?

Antes de mudarse a una nueva vivienda, hay que anticipar ciertos trámites como la apertura de nuevos contratos, por ejemplo los de electricidad, gas y agua. Estos trámites deben realizarse unos 15 días antes de la mudanza.

La electricidad y el gas son dos elementos que no se deben olvidar en una mudanza, ya que pueden generar gastos en ambas viviendas. Por un lado, hay que avisar a los proveedores de energía porque si los contratos no se interrumpen a tiempo, habrá que pagar hasta la fecha de finalización de los contratos aunque ya no vivas en la vivienda. Por otro lado, si la electricidad no está activada en la nueva vivienda, esto genera gastos adicionales. De hecho, llamar a tu proveedor de electricidad para activar la electricidad de urgencia en una vivienda tiene un coste más alto que una intervención clásica. Por eso, hay que anticipar la elección del proveedor de energía. Así, unas semanas antes de mudarse, se recomienda comparar los diferentes proveedores para elegir el de electricidad y/o gas que mejor se adapte a las necesidades de la nueva vivienda. Puede ser un proveedor más barato, local o de energía verde. Tomar esta decisión con antelación permite seleccionar con más tranquilidad el nuevo proveedor y así elegir el más adecuado. Una vez seleccionado el proveedor de energía, hay que informarle de la fecha de entrada en la vivienda para poder reducir los gastos de activación.

Así, los gastos se reducirán doblemente, comparando los proveedores de energía y anticipando el trámite que reduce el coste de activación.

La mudanza en sí puede ser costosa

Algunas ayudas financieras pueden ser proporcionadas por instituciones nacionales o locales como la CAF para ayudar a los hogares más modestos o a las personas en dificultades a acompañar los cambios de domicilio.

Además, cuando uno se muda a una nueva vivienda, a menudo hay cajas que traer, ya sean del propio traslado o de nuevas compras. Para reducir los gastos, es posible no alquilar un vehículo y recurrir a plataformas de coche compartido para paquetes, que ofrecen trayectos a precios reducidos para las cajas. Del mismo modo, si alquilas un vehículo y queda espacio dentro, puedes ofrecer tus servicios para transportar cajas.

Regla n.º 3: ¿Cómo reducir las facturas durante todo el año?

En una vivienda, la energía como el gas, la electricidad o el agua representa un gasto importante. Sin embargo, es posible reducir estos diferentes gastos.

En primer lugar, para reducir las facturas de electricidad y gas, hay que revisar el consumo de aire acondicionado en verano y de calefacción en invierno. De hecho, se trata de equipos muy consumidores, pero adoptando algunos trucos es fácil reducir el consumo y la factura. Se recomiendan ciertas temperaturas para cada estancia. Por ejemplo, en invierno, las temperaturas recomendadas son de 16°C en un dormitorio de adulto, de 18 a 20°C en un dormitorio de bebé y para un niño, la temperatura puede variar de 16 a 19°C. Además, es posible ajustar los termostatos de los diferentes aparatos para que no calienten continuamente a la misma temperatura. Por otra parte, también es posible cambiar de proveedor en cualquier momento por una oferta más barata o que se adapte mejor a los criterios de la vivienda.

En cuanto al agua, si tienes un calentador de agua propio, se recomienda ajustar la temperatura del agua caliente entre 55°C y 60°C, ya que esta temperatura es suficiente para limitar el desarrollo de bacterias patógenas y permite que el agua se caliente lo suficiente. También en lo que respecta al agua, es mejor optar por duchas, que consumen de 3 a 5 veces menos que los baños.

Además, según un estudio de Le Parisien, utilizar el transporte público permitiría reducir drásticamente las facturas de transporte. Por lo tanto, se recomienda dejar el vehículo personal de lado para los desplazamientos posibles en transporte público. Es un gesto bueno tanto para el bolsillo como para el planeta.

De manera más general, consumiendo de forma más responsable y sin excesos, se reducen las facturas.

Así, aplicando algunos consejos, es posible ahorrar en las facturas tanto al cambiar de vivienda como durante todo el año. Al reducir las facturas, también tendrás un impacto positivo en el medio ambiente, ya que ahorrar también significa consumir de forma más inteligente.